Estoy lista...

Creí sentir muchas veces que la felicidad era una utopía. Por mucho tiempo la inercia acompañó mis acciones y probablemente los prejuicios personales empañaban mis ganas de expandir mis límites. Debo admitir que el miedo a "no gustarme" influía en la conveniencia de no escucharme. Son tantas sombras con las que he vivido, que el abrazarlas hoy y sentir orgullo por ellas, aún me cuesta.

Estoy lista.

Gracias por revelar sin conocerme, la persona que quería ser. Por hacer que me gustara mi voz, mis cicatrices y por obligarme a doblegar mi orgullo.
Gracias por darme un inicio. Por mostrarme cuán idiota puedo ser, por no alabar mis virtudes pero acariciar mi espalda, esa que llevó la carga de mi consciencia por tanto tiempo.
Hoy te recordé, y recordé a quién estuvo antes aquí... Ciertamente el frío y las aguas heladas de un acantilado me recordaron tus pestañas, las que contaba cuando no me veías.
Hace unos días encontré un diente de león (Por acá es primavera), e intenté llevarlo a casa y que llegara intacto para tomarle fotos porque no tenía batería. Mientras caminaba sus "hojas" se esparcían en el viento y aunque hice lo posible por mantenerlo, sólo me quedó el tallo justo cuando llegué al carro... Tan tú. Tan parecido a tu recuerdo.
Confieso que aunque la vida se empeña, se me hace muy difícil el desapego. Tal vez me ocurre todo lo contrario a lo que debería ocurrirme, cada vez me hago más dependiente de lo externo. Porque sé lo que duele dejar de sentir aquello que te hace bien.
Pero hoy lo decidí, estoy lista para volver a contar pestañas y decir en voz alta la cuenta final. Lista para pedir más besos de los que necesito, estoy lista para acariciar y no sentirme fuera de lugar, para decirle a alguien todo eso que me gusta de él y no sentir que muero en el intento. Estoy lista para compartir mis pensamientos y no sentirme estúpida. Para expandir mis límites y querer desde el alma.

Para amar según dicen...


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