Tarde Lluviosa...

Una palabra que no quiero pronunciar; un sentimiento que estoy decidida a no sentir; un grito que me abstengo de exclamar...
Hay tardes como hoy en las que quisiera sacar todo lo que me pudre por dentro, lo que vuelve mi alma negra, lo que perturba mis sentidos y hace que mis intenciones se tergiversen. Un veneno que recorre los rincones más apartados de mi cerebro y hace que la acidez sea adueñe de mis acciones... Es algo fulminante. Aterrador.

Todos tenemos dentro de sí algo injurioso, algo vergonzoso, algo que si dejamos que se apodere de nosotros anárquicamente dejaremos que nos destruya. Y no debemos dejar que suceda. Dios nos dá las herramientas necesarias para salir adelante en los momentos en los que pensamos que la vida y el tiempo nos llevan ventaja. Tenemos la capacidad de manejar a nuestro antojo nuestro destino, sólo hace falta perseverancia y tesón.



Pero quiere esto decir que el tratar de mantener a raya esos malos sentimientos es fácil?... No.
No es fácil porque el llanto lo acompaña.
No es fácil porque la amargura duele.
No es fácil porque la luz de otros te opaca.
No es fácil porque la duda siempre está presente.
No es fácil porque ese sentimiento debilita.
Pero no es imposible porque también eso pasará.

Mientras pasa tendré que seguir aguantando... Mi depresión